miércoles, 2 de diciembre de 2009

... De la alegría.. y otros mitos.



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..."Y, si viviera una vez más, me volvería a equivocar... otra vez"

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...Y con esa frase, quiero abrir el tema de hoy. Alguna vez, todos hemos sentido, esa extraña sensación, ese impulso incontenible, de querer sentir el roce de una palabra, o el calor de un frio "te quiero". Esa reacción incontrolable, como lo es la sed o el hambre. De volver a escuchar de la misma voz, una palabra, o leer de la misma mente, una idea.

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...¿Cuantas veces, obligaremos a nuestros ojos a cerrarse, y a nuestro corazón a observar, desde su obscuro y cálido lugar? ¿Cuantas veces, nuestros días se pintaran de ese comercial color alegría, de ese, debilitado sentimiento de felicidad?... No lo sé. Y dudo que alguien pueda definir la alegría en un montón de palabras, o de actitudes. Y aún mas difícil es entender lo que DEBE significar, y las veces que la vida, la aparecera ante nosotros.

...Como gotas de lluvia. Todos estamos condenados a nacer, viajar, vivir, aprender... y a fin de cuentas, fundirnos a un todo.

...Como esa rosa, que en ese momento, alcanzo su plenitud, de pétalos perfectos, de color radiante y belleza envidiable. Horas después... su belleza le había abandonado, y su aroma se había extinguido. La rosa... había muerto.

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...Y quizá propició una sonrisa. Quizá generó un cariño, un beso, o hasta una lágrima. Quizá permaneció en la mano de una niña enamorada, o en la mente de aquella a la que no se le entrego. Quizá se tiñó de risas, y se visitió de gala, a la luz de unas velas, y de los placeres que al hombre rodean.

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...Más sin embargo, ni los placeres, ni la belleza, ni su aroma, o el hecho de permanecer en la fantasía, la salvo de morir. Derivado de entender que nuestra existencia es tan efímera, como la vida de la rosa, toda vez, que nuestra alma será cada dia mas gris, si no aprendemos que la alegría mas perfecta, es la que nosotros mismos, nos regalamos. Cada, día... otra vez. A sabiendas de que quizá, sólo dure un instante.

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...Una dulce niña me dijo una vez, que pregntarle si me queria, y negarlo. Era, como decir, que el hermoso cielo, se ha quedado sin estrellas... (hermoso, lo sé.)

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...Pero las estrellas. Se ven distinto, cuando las nubes, o tus propias nubes, os impiden verlas, hay veces que el viento... no sabe como arrastrar el dolor.

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